Última obra, comentada por la Gran Artista Concha Díez Valcabado: A su habitual soltura de grafismo y magia cromática, Yolanda Hervás añade en esta obra un simbolismo que nos introduce en el carácter sagrado con significados milenarios que han sustentado diferentes culturas a través de la taurocatapsia y la tauromaquia. Contiene este cuadro cierto concepto surrealista, puesto que la embestida del toro hace simetría con el vuelo del capote y es el trayecto vertical del forro amarillo gualda lo que une a la tierra la habilidad del torero y la belleza plástica del toro, ya templado con colores quizás inspirados en los toros cretenses. La intensidad, la negrura, la fuerza telúrica misteriosa y mística que significa el toro, está concentrada en la parte superior, barrera o paisaje como circunstancia presente, insustituible en la vida de la protagonista. Enfrentado a ese blanco de destino, futuro, eternidad. Trascendencia del momento que con la verticalidad del torero, construye esa cruz, la montera en el punto exacto, que nos define el torero como sacerdote del culto al valor, a la elegancia, a la sutil diferencia que puede haber entre lo concreto y lo desconocido. Entre la vida y la muerte. Entre la representación concentrada de todo una civilización y la magnífica, ágil y actual representación de Yolanda Hervás. C. Díez Valcabado Valcabado

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